¡Feliz 2015! Ejercicio de escritura creativa: sobrevivir al «intraconcurso»
-¿Gente de qué clase? -le pregunté.
-¡Artistas! -exclamó Smeik, pronunciando la palabra como si hubiera dicho «ratas».
La ciudad de los libros soñadores, Walter Moers
Las mentes creativas suelen recorrer senderos poco usuales y, para comenzar el año, han decidido ponernos en un aprieto, nos han situado frente a dos posibilidades entre las que es muy difícil escoger: LAPOLITREOS o DESIDEIDAS.
Siguiendo cualquier principio de justicia poética una elección tan compleja en nuestro taller literario entre dos términos tan «aéreos» debía haber recaído en el más imparcial de los cerebros imaginativos que organizaron esta inquietante conspiración: Sofía. Pero a toda acción le sucede una reacción, y tanta capacidad para imaginar, para crear historias, personajes y acepciones distintas de nuevas palabras, sólo podía ser correspondida con una medida a la altura de ese talento. Así que ambos, LAPOLITREOS y DESIDEIDAS, nos acompañarán en nuestro próximo desafío lunar, y cada uno de vosotros deberá resolver en su rincón más íntimo, a cara o cruz, con cuál de las dos opciones participará en el «intraconcurso». Ya sabéis que la elección de vuestro alias literario será otro asunto igual de urgente y secreto.
Imaginativos preparados para participar, que el 2015 os traiga tantas ráfagas de libertad y responsabilidad como estéis preparados para asumir, que disfrutéis conscientemente de ellas y que nunca os abandone el poder transformador y mágico de las palabras. Este otro fragmento de La ciudad de los libros soñadores de Walter Moers es mi particular homenaje a vuestra pasión por escribir en este nuevo comienzo de año:
-¿Gente de qué clase? -le pregunté.
-¡Artistas! -exclamó Smeik, pronunciando la palabra como si hubiera dicho «ratas».
-Me temo que serán los artistas quienes padecerán más bajo mi dominio. Porque aboliré la literatura. La música. La pintura. Teatro. Baile. Todas las artes. Todo ese lastre decadente. Haré quemar todos los libros de Zamonia. Fregar todos los óleos con ácido. Destruir todas las esculturas, romper todas las partituras. Con los instrumentos de música haré una hoguera. Con las cuerdas de violín se tejerán sogas de patíbulo. Y entonces reinará la calma: la calma y el orden cósmico. Entonces podremos respirar por fin. Y atrevernos a comenzar de nuevo. Libres del azote del arte. Un mundo en el que sólo habrá verdad.
Smeik gimió voluptuosamente.
Si no era una broma, pensé, podría ser un ensayo de una obra de teatro. O el comienzo de una enfermedad mental grave. Al parecer era cosa de familia. También en los ojos de Hagob Saldaldian Smeik ardía la locura.
-¿Puede imaginarse lo claro que puede ser nuestro pensamiento si nos libramos del arte? -me preguntó Smeik-. ¿Si barremos de nuestros sucios cerebros las absurdas escorias de la fantasía? ¿Cuánto tiempo ganaríamos para ocuparnos de las cosas reales de la vida? No, naturalmente que no puede. Es un poeta.
Me escupió a la cara la palabra.
La ciudad de los libros soñadores, Walter Moers
La gente, el mundo, está cambiando…
La cuenta atrás ha comenzado. En breve habrá sorpresas…
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Desideida
(Del gr. επιθυμίαμώση, ansia desmedida por la belleza).
1. f. Ansia o deseo inconveniente, por exacerbado, de alcanzar la belleza absoluta.
2. f. Sensibilidad exagerada hacia la estética que deviene en perjudicial para quien la sufre.
3. f. Coloq. Dar más importancia al aspecto que al contenido. «Atracose de frutos de madroño a fuer que más que hambre padeciera desideida» La vida del Buscón-Francisco de Quevedo.
En su Historiae, Tácito relata que » Nerón, preso de desideia ordenó el incendio de Roma con el fin de reconstruirla como la urbe más bella que jamás hubiera existido».
La primera referencia al término desideida se encuentra en el pasaje 507c de la República de Platón, por contraste con el 507b, en que se afirma: […] “—También decimos que hay algo Bello-en-sí y Bueno-en-sí y, análogamente, respecto a todas aquellas cosas que postulábamos como múltiples, las postulamos como siendo una unidad, de acuerdo con una Idea única, y llamamos a cada una ‘lo que es’”. En el pasaje 507c se declara que «La belleza, pues, es un concepto positivo en cuanto promueve mediante ese concepto unitario el orden. No debe confundirse, sin embargo, con la desideida, pues la belleza, despojada de sentido, conduce al desorden».
Así acuñado, el concepto desideia constituiría una perversión de la belleza en cuanto una excesiva atención por la apariencia de las cosas puede oponerse a la búsqueda del orden.
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (en inglés Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM) de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría contiene en su capítulo llamado Desideida una clasificación de los trastornos mentales asociados a las distorsiones en la percepción de la propia apariencia del sujeto diagnosticado, en el que se incluyen la anorexia, la bulimia y la vigorexia.
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Latropoliteos
(Del lat. latro / del lat. polis, y este del gr. πόλις)
1. adj. Persona que hurta o roba en los núcleos urbanos.
2. adj. Persona o grupos de personas que en su actividad política se adjudican como propias ideas de otros.
3. m. Instrumento de hierro u otra materia, que sirve para sujetar algo y aproximarlo.
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DICCION@RIO MODERNO DEL USU@RIO
Recopilación online referente al grupo de palabras postmileniales concernientes a la Generación Z.
L.
LATROPOLITEOS: m. pl. Dícese de la nueva ola de ciberladrones tecnológicos a sueldo, pertenecientes a los estados del territorio español, destinados a sustraer información de teléfonos móviles inteligentes y otros dispositivos informáticos de la marca estadounidense Teo Inc.
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Usuario inventor: chica_sinwifi
Origen de la palabr@:
LATRO-: del latín latros, latronis (ladrón)
-POLI-: del griego polis (ciudad/estado)
TEO: de las siglas TE (Technology), O (Organization) Teo Inc. es la principal marca suministradora de telefonía móvil y materiales informáticos a altos cargos, envueltos en importantes operaciones de la CIA, en España.
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Sinónimos: espía, hacker, e-mercenario
Eufemismos* para tiempos de crisis: agente, informador
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DICCIONARIO DE LA LENGUA MÁGICA
Desideidas 1
(Del merlínico, desides, bruma, idea dispersa, y de haida, para principiantes)
1. Hechizo que causa desconcierto o desinterés sobre el afectado.
2. Pócima causante de lagunas mentales y pérdida progresiva de la memoria.
Desideidas 2
(Del élfico, desos, flor, y de deïades, sospecha)
1. Planta élfica, de tres o cuatro centímetros de altura, con tallos finos y fibrosos, hojas menudas, puntiagudas y de color medianoche; una sola flor en la parte más alta, brillante, con cáliz cilíndrico y ocho pétalos anaranjados desplegados. La ingesta de sus flores provoca alucinaciones, paranoia y, finalmente, la muerte.
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Mi voto es para aurelio segundo!
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El mío para Holden Caufield
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Mi voto es para Aurelio Segundo! 🙂
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