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Escalofríos literarios, clave de escritura TA54

23 Oct Relatos de terror en el Halloween literario del taller de escritura adscrito a Libro Vuela Libre en Valencia

Escalofríos literarios es la siguiente clave de escritura de nuestro taller literario que -coincidiendo con Halloween y con la antigua festividad celta de Samhain- va a formar parte de los tributos que las cadenas literarias de Libro Vuela Libre rinden, desde Valencia, a los relatos de terror cada año.

En este portal energético, en el que nuestros antepasados celtas consideraban que el velo entre el mundo de los vivos y los muertos se desdibujaba, todos los grupos de los talleres de escritura adscritos a la liberación de talentos de Libro Vuela Libre y de las comunidades literarias de Valencia Espaciocrea están invitados a poner su potencial creativo al servicio del escalofrío literario.

Escalofríos literarios. Disparadores creativos de la clave TA54

Sigue las instrucciones de tu grupo de los talleres de escritura de Libro Vuela Libre para trabajar con los relatos de terror y los disparadores creativos de la clave TA54:

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Tributos a la literatura fantástica de la clave de escritura TA54:

Juan cerró la puerta despacio, guardó una pequeña linterna en el bolsillo de atrás del jean y caminó tratando de no hacer ruido hasta la entrada del túnel entre las casas. Hacía años se había usado para excentricidades: para que los sirvientes lo transitaran cuando llovía, así no ensuciaban ni la casa de huéspedes ni la principal con barro colorado; para guardar muebles en desuso y para encuentros clandestinos; alguna vez se había instalado una especie de lavandería subterránea de platos y ropa. Pero después de la inundación, ya no quedaba túnel: el barro había arrasado con los ladrillos y provocado una avalancha. Salvo en el primer tramo, que aún mantenía la vieja puerta de hierro con su candado.

Juan la abrió sin pensarlo siquiera: no existía una puerta que se le pudiese resistir. Cuando entró, sintió el olor y el sufrimiento de las criaturas que vivían ahí. Encendió la linterna y caminó casi arrodillado: el túnel era bajo y para él, que medía dos metros, resultaba estrechísimo. Entonces encontró al primer chico.

 Mariana Enríquez, fragmento de Nuestra parte de noche