Escuela de escritura en Valencia. Clave literaria E-26

Escuela de escritura en Valencia adscrita a las cadenas literarias de LIBRO VUELA LIBRE. Apertura de nuevos bloques literarios y actividades complementarias de la clave E-26, E-27 y E-28.

Distintos niveles y horarios, 58€ al mes, plazas limitadas. Imparte: Aurora Luna. Más información y solicitud de plaza en la modalidad presencial u online de los talleres de escritura creativa de LIBRO VUELA LIBRE adscritos a su liberación de talentos en Valencia a través del número de teléfono o WhatsApp: 661 13 28 22.

Tributos en curso de la clave literaria E-26 en los talleres online y presenciales de la escuela de escritura en Valencia de LIBRO VUELA LIBRE

Tributos en curso de los talleres presenciales y online de la escuela de escritura en Valencia adscrita a LIBRO VUELA LIBRE. Mariana Enríquez, fragmento 1 de «El patio del vecino»:

«Los golpes que la despertaron eran tan fuertes que la hicieron dudar: debía ser una pesadilla. Hacían vibrar la casa. Los golpes en la puerta sonaban como puñetazos de unas manos enormes, manos de bestia, puños de gigante. Paula se sentó en la cama y sintió cómo la cara le quemaba y el sudor le empapaba la nuca. En la oscuridad los golpes sonaban como algo a punto de entrar, a punto de derribar la puerta.»

Tributos en curso de los talleres presenciales y online de la escuela de escritura en Valencia adscrita a LIBRO VUELA LIBRE. Mariana Enríquez, fragmento 2 de «El patio del vecino»:

«Miguel arrancó el alambre sin esfuerzo, estaba prácticamente desprendido. Se asomó con confianza. En la vereda no había nadie. La luz de la calle iluminaba la puerta de la casa y no dejaba dudas. Toda la cuadra estaba bastante iluminada. Enfrente había dos autos estacionados, pero por las ventanillas se veía que estaban vacíos.»

Tributos en curso de los talleres presenciales y online de la escuela de escritura en Valencia adscrita a LIBRO VUELA LIBRE. Mariana Enríquez, fragmento 3 de «El patio del vecino»:

«A la mañana, los golpes parecían muy lejanos y Paula se resignó a aceptar que debían haber ocurrido en sus pesadillas. Ayudaba que Miguel ya se hubiera ido a trabajar cuando ella se había levantado, así no tenía que enfrentarlo ni hablar de lo que había escuchado.»