Los núcleos narrativos inspirarán el próximo bloque de actividades complementarias de los grupos de inicio y de profundización del taller de escritura adscrito a la antología y a la liberación de talentos de LIBRO VUELA LIBRE en Valencia.
Abre las carpetas literarias plateadas que correspondan a tu grupo y sigue las instrucciones que se den en su sesión presencial u online para jugar creativamente con este nuevo desafío técnico de nuestra bombonera literaria.
Actividades complementarias de la clave NC 43: El poder de los núcleos narrativos
Los núcleos narrativos. Carpeta literaria 1
Escena: La muerte de Mercucio – Romeo y Julieta de William Shakespeare
Resumen de la escena
En el Acto III, Mercucio se enfrenta a Teobaldo, primo de Julieta, en una pelea provocada por el odio entre las familias Montesco y Capuleto. Romeo intenta intervenir para evitar el conflicto, pero su intento fracasa. Mercucio muere, maldice a ambas casas, y Romeo, furioso, mata a Teobaldo.
Los núcleos narrativos. Carpeta literaria 2
Nacimiento y diferencia
El patito nace distinto a sus hermanos: más grande, gris y torpe.
Desde el inicio, es rechazado por su apariencia.
Rechazo y huida
El patito es humillado por los animales de la granja y decide escapar.
En su viaje, sigue siendo rechazado por otros animales y humanos.
Supervivencia y soledad
El patito enfrenta el invierno solo, pasando hambre y frío.
Lucha por sobrevivir en un mundo hostil.
Revelación y aceptación
Al llegar la primavera, el patito ve su reflejo y descubre que es un cisne.
El conflicto externo desaparece, pero queda la sorpresa interna.
Reconocimiento y redención
El patito, ahora cisne, es admirado por todos.
Ya no hay rechazo, sino celebración.
Los núcleos narrativos. Carpeta literaria 3
Clara cerró la puerta del archivo con un leve chirrido. El sobre estaba allí, sobre la mesa, con el nombre de Julia escrito en tinta azul. No tenía remitente. No debía tocarlo. No debía leerlo.
Pero lo hizo.
Despegó la solapa con cuidado y sacó la hoja doblada en tres partes. Sus ojos recorrieron las primeras líneas, y el aire pareció espesarse:
“Julia, lo siento. No pude decirte la verdad antes de irme…”
Clara tragó saliva. ¿Irse? ¿Quién se había ido? ¿Por qué?
Un ruido seco la hizo girar. Julia estaba en la puerta, con la mirada clavada en la carta entre sus dedos.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó, sin levantar la voz.
Clara quiso hablar, pero las palabras se le quedaron atrapadas en la garganta. Julia avanzó, lenta, como si cada paso pesara más que el anterior.
—Esa carta… —Julia tomó el papel con manos temblorosas—. Es de mi hermano. Murió hace tres semanas.
El silencio se volvió mucho más denso. Clara bajó la mirada, sintiendo que había cruzado una línea invisible.
Julia no dijo nada más. Se dio la vuelta y salió, dejando a Clara sola.









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