Archivo | Taller de escritura creativa RSS feed for this section

Narradores externos. Actividades del taller de escritura en curso

16 Nov Narradores externos en el taller de escritura de Libro Vuela Libre

Narradores externos es el siguiente bloque literario del taller de escritura en curso adscrito a Libro Vuela Libre y su liberación de talentos en Valencia. Después de practicar las actividades de la clave de creación literaria 10E, inspirada en la técnica de los espejos emocionales, y de realizar las primeras dinámicas de grupo sobre el esqueleto de la novela, llega a los grupos de escritura presenciales y en línea de nuestra comunidad literaria un nuevo desafío para explorar los límites de las voces fuera del mundo narrativo.

Narradores externos en el taller de escritura de Libro Vuela Libre

Galería de textos de la clave literaria en curso. Narradores externos 1.5

Fragmento:

Jean Valjean caminaba por la calle con paso firme, pero en su interior se libraba una batalla. Pensaba en Cosette, en su seguridad, en el futuro que deseaba construir para ella.

No sabía que Javert lo seguía desde la sombra, con la paciencia de un cazador que ha aprendido a esperar. Javert no dudaba, no temía, no amaba. Solo obedecía la ley.

En ese instante, Cosette dormía en su habitación, soñando con jardines y canciones. Ignoraba que su padre adoptivo estaba dispuesto a sacrificarlo todo por ella.

El cielo estaba cubierto de nubes, como si París contuviera la respiración. Las farolas proyectaban sombras largas, y los pasos de Valjean resonaban como ecos de un pasado que no lo soltaba.

Javert pensaba en el deber. En la línea recta que separa el bien del mal. No comprendía que Valjean ya no era el hombre que robó pan, sino alguien que había aprendido a amar.

 Victor Hugo, fragmento adptado de Los Miserables

Harry se quedó quieto, con la carta en la mano, sin atreverse a abrirla. El sobre era grueso, de pergamino amarillento, con su nombre escrito en tinta verde esmeralda. “Señor H. Potter, alacena bajo la escalera.”

¿Cómo sabían dónde vivía? ¿Cómo sabían que dormía en la alacena?

Miró a su alrededor. Dudley estaba en el salón, gritando por un videojuego. Tío Vernon leía el periódico. Nadie parecía notar la carta.

Su corazón latía con fuerza. Nunca había recibido una carta. Nunca. Ni una postal, ni una nota. Nada.

Se sentó en el suelo, con la espalda contra la pared. El sobre parecía brillar con una luz propia. “¿Y si es una broma? ¿Y si alguien se ríe de mí?”

Pero algo dentro de él —una chispa, una certeza— le decía que no. Que esa carta era distinta. Que era para él.

Recordó los extraños sucesos: el vidrio desapareciendo en el zoológico, el corte de pelo que volvía a crecer, la sensación de que algo en él no encajaba con el mundo de los Dursley.

“Tal vez… tal vez esta carta tenga algo que ver con eso.”

Tragó saliva. Sus dedos temblaban. Iba a abrirla cuando oyó pasos. Guardó la carta bajo su camiseta justo cuando la tía Petunia entraba.

—¿Qué haces ahí tirado? —gruñó.
—Nada —respondió Harry, con el corazón aún galopando.

Esa noche, en la oscuridad de la alacena, acarició el sobre como si fuera un tesoro. No sabía qué decía, pero sabía que cambiaría su vida.

J. K. Rowling, fragmento adaptado de Harry Potter y la piedra filosofal

El sol caía a plomo sobre el asfalto. Meursault caminó por la acera, con el saco colgado del brazo. Pasó junto a un quiosco, miró los periódicos sin detenerse.

En la esquina, un perro viejo dormía bajo la sombra de un toldo. Un coche pasó lentamente, levantando polvo.

Meursault encendió un cigarrillo. El humo subió recto, sin viento. Cruzó la calle sin mirar a los lados.

En la playa, el mar brillaba con una luz blanca. Un grupo de niños jugaba con una pelota. Una mujer se quitó las sandalias y caminó hacia la orilla.

Meursault se sentó en una roca. Se limpió el sudor de la frente. Miró el horizonte.

Un hombre apareció a lo lejos. Caminaba hacia él. Llevaba una camisa azul y un cuchillo en la mano.

Meursault no se movió. El sol le daba en los ojos. El hombre se detuvo.

El mar seguía rompiendo en la arena. Una gaviota chilló. Meursault dio un paso adelante.

 Albert Camus, fragmento adaptado de El extranjero

Emma se sentó junto a la ventana, con la carta aún entre los dedos, sin abrir. El papel temblaba levemente, como si compartiera su ansiedad. Afuera, el viento agitaba las ramas desnudas del jardín, y el cielo, gris y opaco, parecía reflejar su estado de ánimo.

“¿Y si no me ama?”, pensó. “¿Y si todo ha sido un juego, una ilusión más?”. El corazón le latía con fuerza, no por la emoción de la espera, sino por el vértigo de la duda.

Recordó sus palabras, sus gestos, la forma en que la miraba cuando creía que nadie los observaba. “¡Oh, pero si me ama! Lo sé. Lo siento. Lo he visto en sus ojos.”

Se levantó, caminó por la habitación, volvió a sentarse. La carta seguía cerrada. No podía leerla aún. Leerla sería confirmar o destruir su esperanza.

“Tal vez esté con otra ahora. Tal vez se ría de mí. Tal vez me haya olvidado.”

Se miró en el espejo. Su rostro estaba pálido, pero sus ojos brillaban con una mezcla de deseo y desesperación. “No soy la más hermosa, pero sé amar como ninguna. Él lo sabe. Tiene que saberlo.”

Se llevó la carta al pecho, como si pudiera absorber su contenido sin abrirla. “Si me deja, moriré. Pero si me ama… entonces todo habrá valido la pena.”

El reloj dio la hora. Emma no lo oyó. Solo escuchaba el eco de su propio anhelo, latiendo como un tambor sagrado en el templo de su corazón.

El viejo se sentó en la barca. El mar estaba en calma. El sol apenas asomaba por el horizonte.

Preparó el sedal con manos firmes. Ató el anzuelo. Colocó la carnada.

Las olas golpeaban suavemente el casco. Una gaviota pasó volando. El viejo miró al cielo.

Lanzó el sedal. El hilo se hundió en el agua. Esperó.

El bote se mecía. El viejo bebió un sorbo de agua. Se limpió la boca con la manga.

El hilo se tensó. El viejo se incorporó. Sujetó la caña con fuerza.

El pez tiró. El viejo no habló. Solo apretó los dientes.

El sol subía. El sudor le corría por la espalda. El mar seguía liso.

El pez tiró otra vez. El viejo se inclinó hacia atrás. El bote giró lentamente.

El viejo no soltó la cuerda.

Ernest Hemingway , fragmento adaptado de El viejo y el mar

Nueva colaboración entre VALENCIA ESPACIOCREA y los talleres literarios de LIBRO VUELA LIBRE

12 Sep

Las comunidades literarias de VALENCIA ESPACIOCREA, que desde hace más de una década colaboran en la creación de nuestros encuentros literarios, y los talleres de escritura creativa de LIBRO VUELA LIBRE acaban de realizar un nuevo acuerdo para ampliar el número de actividades relacionadas con la lectura y la escritura artística que formarán parte de nuestros próximos programas literarios.

Taller de escritura creativa online y presencial de LIBRO VUELA LIBRE y encuentros de mujeres y hombres libro Valencia

El vínculo entre las comunidades literarias de VALENCIA ESPACIOCREA y el taller de escritura creativa online y presencial de LIBRO VUELA LIBRE en Valencia, que este año celebrará su decimoctavo aniversario, se reforzará también con la implicación de sus respectivos equipos de trabajo en la creación del próximo encuentro de hombres y mujeres libro, una actividad de fomento de la lectura, inspirada en Farenheit 451, la famosa obra de Ray Bradbury, en la que compartirán espacio creativo.

Experiencias creativas en curso: los autores de la clave M2 y el primer encuentro de hombres y mujeres libro:

Clave M2 de los talleres de escritura de LIBRO VUELA LIBRE: sigue las instrucciones de tu grupo de escritura para participar en el próximo encuentro de mujeres y hombres libro con esta clave literaria:

» La flauta de las vértebras «, de Vladimir Maiakovski, fragmento 3:

Olvidaré el año, el día, la fecha.
Me concentraré, solitario, ante una hoja en blanco.
¡Que nazca la magia inhumana de las palabras
iluminadas por el sufrimiento!
Hoy, apenas entré en la casa
sentí
algo extraño en ella.

Algo escondías en tu vestido de seda,
y en el aire flotaba un olor a incienso.
¿Dichosa?
Frío en alguna parte,
Con toda seguridad
La inquietud hace temblar la muralla de la razón.
Ardiendo y febril acumulo desgracias.

Escucha,
por qué ocultar
el cadáver.
Haz que sobre mi cabeza caiga
la avalancha de palabras,
ya que cada uno de tus músculos
pregona
como por un altavoz:
¡ha muerto, ha muerto, ha muerto!
No,
respondo yo,
¡No mientas!
(¿Cómo saldré de esta?)
Tus ojos excavaron en tu rostro
las fosas de dos tumbas.

Las fosas se hunden.
No tienen fondo.
¿Acaso caeré
del andamio de los días?
Por encima del abismo mi alma está tendida como un cable,
allí me balanceo, haciendo malabarismos
con las palabras.


que has gastado su amor.
Adivino el hastío en muchísimos signos.
Rejuvenece tu alma.
Enseña al corazón la fiesta corpórea.


que una mujer cuesta.
Mala suerte
si mientras espero
te visto con el humo del tabaco
y no con bellos vestidos de París.

Llevaré mi amor
como antaño lo hacía apóstol,
por mil veces mil caminos.
A lo largo de los siglos te aguarda una corona
donde mis palabras
crean un arcoíris de estremecimientos.

Así como los elefantes con su jugueteos de cien toneladas
acabaron con la victoria de Pirro,
mi andar de genio ha retumbado en tu cabeza.
Es inútil.
No logro arrancarte de mí.
¡Regocíjate,
regocíjate
pues a fin de cuentas
me has tenido!
Me siento tan mal,
apenas sí me queda tiempo de llegar al canal
para sumergir la cabeza en el rictus del agua.

Tus labios.
Qué brutales pones los labios.
Apenas los rozo, el frío me apresa.
Como si en los labios penitentes besase
un monasterio tallado en el frío de las rocas.

Las puertas
se abrieron y cerraron ruidosamente.
Él entró
salpicado por una alegría callejera.
Era
como si un aullido me hubiera partido en dos.
Le grité
“¡Está bien
ya me voy,
está bien!
Ella te pertenecerá.
Dale algunos trapos,
porque las alas tímidas se abotargan bajo la seda,
Cuida que no se vuele.
¡Ata al cuello de tu mujer
los collares de perlas cual si fueran piedras!”

¡Ah! esta
noche!
Apreté y apreté los cordones de la desesperanza.
Mis llantos y mis risas
echaban debajo de espanto la jeta de los muros.
Una aparición:
tu rostro, que traía conmigo,
iluminado en la alfombra por tus ojos,
como si un nuevo Bialik inventase
una deslumbrante reina del Sión judío.

Mártir,
ante aquella que yo mismo había creado,
caía de rodillas.
El rey Alberto,
que ha perdido
todas sus ciudades,
está a mi lado cubierto de cadenas,
¡Flores y pastos, rodad por el oro del sol!
¡Primaverizáos, vidas de los elementos!
Yo sólo quiero beber vasos y vasos
de un solo veneno.

Ladrona del corazón
al que le quitaste todo,
atormentado con delirios de mi alma,
acepta mi ofrenda, querida,
tal vez nunca vuelva a inventar nada más.

Coloread como fiesta ese día.
Que nazca por fin
la magia semejante a la crucifixión.
Miradme:
estoy clavado al papel
con los clavos de las palabras.

EL TEMPERAMENTO DE LOS PERSONAJES. Taller de escritura, clave P-46

26 Ago
Taller de escritura en Valencia (3)

«El misterio de los temperamentos«, obra del filósofo y científico Rudolf Steiner, será la siguiente recomendación bibliográfica del taller de escritura creativa de LIBRO, VUELA LIBRE en Valencia para abordar los bloques de temporada sobre la psicología profunda de los personajes. El creador del movimiento espiritual que daría origen a la Sociedad Antroposófica en 1912 inspirará la primera consigna de nuestro taller literario en curso  e inaugurará las experiencias creativas de la clave P-46. Seguir leyendo