02 | abril | 2019 | Espaciocrea : : Escritura Creativa en Valencia

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FEROMONAS LITERARIAS. Cursos de creación literaria, clave PH-34

Actividades de escritura en los talleres y cursos de creación literaria de LIBRO, VUELA LIBRE

El deseo está a punto de apoderarse de nuestros personajes y de llenar de feromonas los cursos de creación literaria en Valencia de Libro, vuela libre.

La literatura existencialista de Juan Carlos Onetti; «El Mar» de John Banville; y «Lolita», de Vladimir Nabokov, otro de los grandes clásicos que a menudo regresa a las recomendaciones literarias de las cadenas de lectura de «Libro, vuela libre» desde Valencia, inspirarán otra de las propuestas de nuestra comunidad de escritura y el siguiente ejercicio literario de la clave PH-34.

Feromonas literarias. Talleres y cursos de creación literaria de «Libro, vuela libre» en Valencia, fragmentos de referencia de la clave PH-34.

Recomendación de lectura en curso de la clave PH-34. John Banville. Fragmento de “El Mar”:
“Me gusta, por ejemplo, el olor marronoso del pelo de las mujeres cuando reclama un lavado. Mi hija, una solterona maniática –ay, estoy convencido de que nunca se casará-, no huele a nada, al menos que yo haya notado. Esta es otra de las numerosas cualidades que la diferencia de su madre, cuyo hedor a animal, para mí la fragancia a estofado de la vida misma, y que ni el perfume más fuerte podía disimular, fue lo primero que me atrajo de ella, hace tantos años. Ahora, misteriosamente, en mis manos hay trazas del mismo olor, su olor, no puedo librarme de él, por mucho que me las retuerza.”

Talleres y cursos de creación literaria de «Libro, vuela libre», fragmentos de la clave PH-34. Juan Carlos Onetti:
“Quedaron luego mirándose en silencio, y él sintió el perfume que venía en olas sin fuerza desde el pecho de Perla, que subía y bajaba junto al portal vacío.»

Club de lectura en Valencia de los talleres y cursos de creación literaria, clave de escritura PH-34. Vladimir Nabokov. Fragmento de “Lolita”:
“A las tres de la mañana, después de una de esas intempestivas duchas calientes que sólo ayudan a fijar la desesperación y el cansancio, me tendí en la cama de Lo, que olía a castañas y rosas, a menta, a ese delicado y peculiar perfume francés que le había permitido usar hacía poco. Sólo entonces fui capaz de asimilar el hecho de que por primera vez en dos años estaba separado de mi Lolita.”