Archivo | noviembre, 2023

Juegos literarios de la clave de escritura N23

26 Nov

Próximos tributos y juegos literarios en los torneos de escritura 2023-24 de LIBRO VUELA LIBRE. Tras los recientes tributos a Colette, Oscar Wilde, Honoré de Balzac y Luisa Carnés, las comunidades literarias de nuestro taller de escritura han comenzado a preparar los paneles de juego de los próximos torneos de escritura de LIBRO VUELA LIBRE.

Juegos literarios en Valencia del taller de escritura de LIBRO VUELA LIBRE y tributos a Vladimir Propp

En breve compartiremos con todos los integrantes de los talleres que formarán parte de los próximos juegos literarios de esta edición 2023-24 de los torneos (en la que se realizarán nuevos tributos a autores de la literatura universal y se premiarán nuevas voces literarias) todas las instrucciones para participar.

Tributos a Vladimir Propp en los juegos literarios de la clave N23:

Materiales complementarios de los tributos a Vladimir Propp en los juegos literarios de la clave de escritura N23 de LIBRO VUELA LIBRE:

1-Alejamiento: uno de los miembros de la familia se aleja de la casa.

2-Prohibición: recae sobre el protagonista una prohibición.

3-Transgresión: se trasgrede la prohibición.

4-Interrogatorio: el agresor intenta obtener noticias.

5-Información: el agresor recibe informaciones sobre la víctima.

6-Engaño: el agresor intenta engañar a su víctima para apoderarse de ella o de sus bienes.

7-Complicidad: la víctima se deja engañar y ayuda así a su enemigo, a su pesar.

8-Fechoría: el agresor daña a uno de los miembros de la familia o le causa perjuicios.

9-Carencia: algo le falta a uno de los miembros de la familia; uno de ellos tiene ganas de poseer algo.

10-Mediación: momento de transición, se divulga la noticia de la fechoría o de la carencia. Se dirigen al héroe con una pregunta o una orden. Se le llama o se le hace partir.

11-Principio de la acción contraria: el héroe buscador acepta o decide actuar.

12-Partida: el héroe se va de su casa.

13-Primera función del donante: el héroe sufre una prueba, un cuestionario, un ataque, que le prepara para la recepción de un objeto o de un auxiliar mágico.

14-Reacción del héroe: el héroe reacciona ante las acciones del futuro donante.

15-Recepción del objeto mágico: el objeto mágico pasa a disposición del héroe.

16-Desplazamiento: el héroe es transportado, conducido o llevado cerca del lugar donde se halla el objeto de su búsqueda.

17-Combate: el héroe y su agresor se enfrentan en un combate. El héroe recibe una marca.

18-Victoria: el agresor es vencido.

19-Reparación: la fechoría inicial es reparada o la carencia colmada.

20-La vuelta: el héroe regresa.

21-Persecución: el héroe es perseguido.

22-Socorro: el héroe es auxiliado.

23-Llegada de incógnito: el héroe llega de incógnito a su casa o a otra comarca.

24-Pretensiones engañosas: el falso héroe reivindica para sí pretensiones o logros que no le corresponden.

25-Tarea difícil: se propone al héroe una tarea difícil.

26- Tarea cumplida: la tarea es realizada.

27-Reconocimiento: el héroe es reconocido.

28- Descubrimiento: el falso héroe o el agresor (el malvado) queda desenmascarado.

29-Transfiguración: el héroe recibe una nueva apariencia.

30-Castigo: el falso héroe o el agresor es castigado.

31- Matrimonio: el héroe se casa y asciende al trono.

Otras actividades en curso. Ejercicios literarios de la clave EM9:

Juegos literarios de la clave de escritura J-63:

Juegos literarios de la clave de escritura 93:

Tributos a Honoré de Balzac. Clave HB7 del taller literario

10 Nov

Tributos a Honoré de Balzac. Los talleres literarios de LIBRO VUELA LIBRE suman este mes a sus tributos en curso la clave de escritura HB7, dedicada al gran maestro de la novela realista Honoré de Balzac y a una de sus obras: Las ilusiones perdidas, que pertenece a su serie titulada La comedia humana.

Tributos a Honoré de Balzac en el taller literario de LIBRO VUELA LIBRE en curso

Tributos en curso de los grupos del taller literario de LIBRO VUELA LIBRE con la clave HB7. Fragmento de Las ilusiones perdidas, de Honoré de Balzac:

Durante su primer paseo en el que vagó por los bulevares y la rue de la Paix, Lucien, como todos los recién llegados, se preocupó mucho más por las cosas que por las personas. En París son las masas lo primero que llama la atención: el lujo de las tiendas, la altura de las casas, la afluencia de coches, el contraste entre un lujo exagerado y una exagerada miseria es lo que impresiona antes que nada. Sorprendido por aquella muchedumbre en la que era un extraño, este hombre de imaginación sintió como una especie de desmedro de sí mismo. Las personas que disfrutan en provincias de algún tipo de consideración y que encuentran a cada paso una prueba de su importancia, no se acostumbran a esta súbita y total pérdida de su valor. Ser algo en la propia región y no ser nada en París son dos estados que exigen cierta transición; y quienes pasan demasiado bruscamente del uno al otro caen en una especie de anulación. Para un joven poeta que encontraba un eco a todos sus sentimientos, un confidente para todas sus ideas, un alma para compartir sus menores sensaciones, París había de ser un desierto espantoso. Lucien no había pasado a recoger su bonito frac azul, por lo que se sintió incómodo por la modestia, por no decir mal estado, de su indumentaria, al aparecer en casa de madame de Bargeton a la hora en que ésta debía de estar de vuelta; encontró allí al barón Du Châtelet que se los llevó a los dos a cenar al Rocher de Cancale. Lucien, aturdido por el ritmo de vida trepidante de París, no era capaz de decirle nada a Louise; iban los tres en el coche; pero él le apretó la mano, y ella respondió amistosamente a todos los pensamientos que le expresaba de aquel modo. Después de cenar, Châtelet llevó a sus dos invitados al Vaudeville. Lucien sentía una especie de secreto descontento por el aspecto de Du Châtelet y maldecía la casualidad que había traído a éste a París. El director de contribuciones explicó que el motivo de su viaje se debía a su ambición: esperaba ser nombrado secretario general de una administración y entrar en el Consejo de Estado como maître des requêtes; había venido a exigir el cumplimiento de las promesas que le habían sido hechas, teniendo en cuenta que un hombre como él no podía quedarse en simple director de contribuciones; antes prefería no ser nada, hacerse diputado o volver a la diplomacia. Aunque se daba aires de grandeza, Lucien reconocía vagamente en aquel viejo lechuguino la superioridad del hombre de mundo en lo que hacía a la vida parisiense; sobre todo se sentía avergonzado de deberle sus diversiones. En aquello en lo que el poeta se encontraba inquieto e incómodo, el antiguo primer secretario se encontraba como pez en el agua. Du Châtelet sonreía ante las vacilaciones, los asombros, las preguntas y los pequeños errores que la falta de costumbre arrancaba a su rival, como los viejos lobos de mar se burlan de los novatos que se marean. El placer que sentía Lucien, al asistir por primera vez a un espectáculo de París, compensó el desagrado que le producía su confusión. Aquella velada fue digna de señalar porque significó el secreto repudio de una gran cantidad de sus ideas sobre la vida en provincias. El círculo se ensanchaba, la sociedad adquiría otra dimensión. La cercanía de varias bellezas parisienses elegantísimas y modernamente vestidas le hizo tomar conciencia de lo anticuado del atavío de madame de Bargeton, no obstante ser pasablemente ambicioso: ni las telas, ni el corte, ni los colores estaban de moda. El peinado que tanto le seducía en Angulema aquí le pareció de un gusto espantoso comparado con las delicadas invenciones que exhibían las otras mujeres. «¿Seguirá así?», se dijo, sin saber que había empleado todo el santo día en preparar una transformación. En provincias no hay ni dónde escoger, ni comparación posible: la costumbre de ver las fisonomías les da una belleza convencional. Trasladada a París, una mujer que en provincias pasa por ser bonita no llama la menor atención, porque sólo es bella según el refrán que reza que «en el país de los ciegos, el tuerto es rey». Los ojos de Lucien hacían la comparación que madame de Bargeton había hecho la víspera entre él y Châtelet. Por su parte, madame de Bargeton se entregaba a extrañas reflexiones sobre su enamorado. A pesar de su rara belleza, el pobre poeta carecía de buena presencia. Su levita de mangas demasiado cortas, sus vulgares guantes provincianos, su chaleco raído, le hacían asombrosamente ridículo al lado de los jóvenes del piso principal: madame de Bargeton le encontraba un aire digno de lástima. Châtelet, que se ocupaba de ella sin ninguna pretensión, que velaba por ella con una atención que delataba una profunda pasión; Châtelet, elegante y desenvuelto como un actor que se reencuentra con las tablas de su teatro, volvía a ganar en dos días todo el terreno perdido en seis meses. Aunque el vulgo no admite cambios bruscos en los sentimientos, no es menos cierto que dos amantes se separan a menudo más rápidamente de lo que tardan en unirse. Iba incubándose en madame de Bargeton y en Lucien un desencanto sobre ellos mismos cuya causa no era otra que París. La vida se agrandaba allí a los ojos del poeta, igual que la sociedad adquiría una nueva faz a los ojos de Louise. Uno y otra no necesitaban más que un pequeño incidente para cortar los lazos que les unían. Este hachazo, terrible para Lucien, no se hizo esperar mucho. Madame de Bargeton dejó al poeta en su hotel y volvió a su casa acompañada por Du Châtelet, cosa que disgustó terriblemente al pobre enamorado.

Las ilusiones perdidas, de Honoré de Balzac

Clave C16. Actividades en curso de los grupos de veteranos del taller literario de LIBRO VUELA LIBRE:

Apertura de nuevos bloques en los talleres literarios de LIBRO VUELA LIBRE: